Estos días en estas nuevas tierras es todo un descubrimiento. La ciudad de Chtul es toda una novedad para mí, me sentía como en casa al ver tantas razas dracónidas y…. dinosaurios, decían. El grupo de aventureros que habíamos formado es de lo más peculiar, un tío oscuro con una sotana que se hace llamar Tristón, o algo así. Su mujer que lo acompaña a todos sitios, o eso creo recordar. Un bárbaro un tanto animal, que no para de llamarme cocodrilo… tendré que contenerme. Un druida la mar de simpático, qué bien me cae este tío, ¿o era tía? Y, por último, un elfo con un gato por mascota y una mediana a su lado, ellos… son buena gente.
A decir verdad, las noches que habíamos pasado en la posada y fuera de la ciudad habían sido un tanto extrañas. Bueno, a decir verdad, lo llevan siendo desde que salí de Aguasprofundas hacia Phandalin. Quizás tenga que echarle la culpa a la edad, a las batallas o a las largas partidas que hago últimamente. Vivo cosas que son tan reales que no las diferencio de la realidad. ¿Son sueños o ha sucedido de verdad? No sé, quizás deba tomarme las cosas con más calma, ya que dejar la Orden sería una deshonra para mí, pero ¿estaré enferma? No podría pasarme algo así. He pensado que durante el viaje podría buscar algún curandero o que me diga qué puede ocurrirme, mientras tanto… a lo mío.