Al borde de las tierras altas del Fénix; a casi mil pies de profundidad se encuentra la inmensidad de la Llanura del Corazón del Dragón, un amplio valle que se extiende decenas de kilómetros hacia las Montañas del Dragón, en el lado más lejano.
Aquí se encuentra una gran aldea con una posada de aspecto confortable, ya que el lugar es una parada frecuente para los peregrinos que visitan el cercano Santuario de Jurojin y el más lejano Santuario del Ki-Rin, a los que sólo se puede acceder trepando por senderos en mal estado a través de los acantilados rocosos circundantes.
La proximidad de Ryokou ni Joukai Mura a dos de los mayores santuarios de las tierras Fénix hace que haya muchos más monjes en la aldea de lo que cabría esperar, así como un número un sorprendente de pequeños santuarios dedicados a cada Fortuna o kami imaginable. La mayoría son poco más que estructuras del tamaño de un armario, con una estatua y una plataforma de ofrendas, con un solo monje que las atiende, pero las ofrendas que rebosan alrededor de cada uno de ellos y el incienso que sale de los braseros a los pies de cada estatua hablan de la sinceridad de las devociones de los transeúntes.