El castillo propiamente dicho está escasamente decorado; para empezar, los Dragón no son conocidos por su ostentación, y la mayor parte de su presupuesto para la construcción se destinó a completar el castillo lo más rápidamente posible, no a la estética. Aun así, el edificio no está completo del todo. Las dos alas de invitados son lo bastante cómodas, pero una tercera ala es poco más que un armazón; sin tejado, está expuesta a los elementos, y los materiales para continuar la construcción se han almacenado aquí, donde no deben estorbar.
Detrás de la sala principal hay un jardín sereno, aunque aletargado. Las plantas están en su mayoría envueltas para el invierno, aunque hay senderos que conducen alrededor de varias fuentes decorativas. Unas pasarelas cruzan un pequeño arroyo que serpentea por el jardín, y varios santuarios se alzan a lo largo del camino.