El Palacio de la Guardia Sagrada es un mundo de ensueño tanto para los amantes de la historia como para los historiadores del Imperio. Sencillo y ascético en su decoración general, el palacio está siempre preparado para albergar la Corte de Invierno del Emperador y no carece de lujos, aunque sean estrictamente correctos y moderados. El propio castillo está rodeado por todas partes por las Llanuras Venerables Ikoma, una provincia tan fértil como cualquier otra del Imperio (salvo quizá algunas de las tierras de la Grulla). El palacio también oculta aspectos de su fisonomía al público. Ikoma era un guerrero consumado, un negociador astuto y un narrador fantástico, rasgos que sus descendientes defienden abiertamente; sin embargo, Ikoma también era un bebedor empedernido, de voz áspera y brusca, implacable en la explotación de la debilidad y un amante sin igual de las geishas. Ciertos aspectos de la ciudad que rodea Kyuden Ikoma satisfacen estos gustos en honor a su señor, pero los Ikoma no hacen alarde de ellos.
La gloria de Kyuden Ikoma son las vastas Bibliotecas Ikoma. Esta estructura es para el León lo que la Kaiu Kabe es para el Cangrejo. Cada pergamino, cada palabra guardada aquí debe ser irrefutable, ya que estos registros son el estándar con el que se compara cualquier otra biblioteca de Rokugán. En la Guerra contra la Oscuridad Mentirosa, casi todo aquí es destruido o distorsionado, y los Ikoma pasan años después recorriendo cada rincón del Imperio para reconstruir sus historias.
Oculto a la sombra del palacio Ikoma hay un edificio inocuo de diseño antiguo. Las Cámaras del León albergan reuniones secretas entre los señores prominentes del León, celebradas al amparo de juergas mundanas. Los Omoidasu celebran fiestas periódicas con todo el espíritu del propio Ikoma, demasiado pequeñas para llamar la atención, pero lo suficientemente grandes como para que unos pocos individuos sin descripción puedan perderse en una habitación trasera para discutir asuntos vitales de estado.
El Ojo de Ikoma es el nombre de la zona urbanizada fuera de las puertas del palacio. El nombre se atribuye a un viejo dicho de Akodo: "Si algo merece la pena ser visto, el ojo de Ikoma ya lo ha encontrado". Aquí los Ikoma acogen a viajeros, diplomáticos, invitados del León y, ocasionalmente, a la multitud de una Corte Imperial de Invierno. Los ojos y oídos de los Ikoma observan a todos sus invitados mientras deambulan por estas calles. Leales sirvientes del León, mercaderes y espías a sueldo informan a sus señores de cualquier objeto de interés. Además, dado que la ciudad es una escala importante tanto para el Unicornio como para el Dragón en su camino hacia el resto del Imperio, la familia es capaz de mantenerse al corriente de las actividades de ambos clanes.