Hay muchos santuarios dedicados a Jurojin, la Fortuna de la Longevidad, y el mayor de ellos se encuentra en las tierras de la Grulla. Sin embargo, el santuario que se encuentra en un valle al suroeste de la Torre Shinomen es único entre todos los dedicados a esta Fortuna. Se cree que es uno de los santuarios más antiguos del Imperio, quizá incluso más que los propios Kami.

Bajo una gran cascada se alza una alta columna de piedra, rodeada por una escalera tallada en la propia piedra. En la cúspide de la columna, una talla de piedra en forma de garra rodea una misteriosa esfera de luz violeta; se llama la Luz de Jurojin, y se dice que quienes la contemplan son capaces de encontrar incluso sus recuerdos más felices o ver visiones del futuro. La visión de cada persona es única y sólo para ella, sin importar quién más pueda estar mirando a la Luz al mismo tiempo. Naturalmente, este lugar es el destino de muchos peregrinos en todas las estaciones, aunque el mayor número llega en primavera y verano. Cuatro monjes consagrados a Jurojin atienden el santuario durante todo el año, bendecidos con una larga vida a cambio de su servicio a la Fortuna; contentos con sus deberes, no piden recompensa a los visitantes, aunque tampoco rechazan ningún regalo.

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