Aunque a primera vista este pueblo no es muy diferente de cualquier otro pueblo que se pueda encontrar en Rokugán, La aldea del golpe del ojo agudo cumple en realidad una función única para los Kitsuki. Aunque la mayoría de sus habitantes son simples granjeros y comerciantes, unos pocos se dedican a una actividad muy extraña: recrear escenas del crimen para que los estudiantes Kitsuki las investiguen. Esta tradición surgió del deseo de entrenar a los jóvenes Kitsuki "sobre el terreno", pero sin basarse en crímenes reales. Para su gemppuku, los estudiantes de Kitsuki son llevados a la aldea para resolver elaborados rompecabezas de crímenes, incluyendo testigos y pistas materiales, todo ello recreado en una calle específica de la aldea que se reserva para tal fin. La necesidad de testigos falsos ha llevado al establecimiento de una modesta tradición de actuación dentro de la aldea, y aunque se trata en su mayoría de campesinos, unos pocos samuráis Kitsuki también se dedican al arte con cada generación. Del mismo modo, la necesidad de componentes exóticos para el crimen ha ayudado a desarrollar la actividad mercantil en la aldea, y a veces pueden encontrarse aquí comerciantes de lugares tan lejanos como las tierras del Cangrejo y la Mantis.
La Aldea del golpe del ojo agudo también es el lugar donde los Kitsuki preparan algunos de los compuestos alquímicos utilizados en sus investigaciones, en colaboración con los Agasha (y más tarde con los Tamori).
Los propios aldeanos suelen estar agradecidos por la seguridad y la prosperidad extra que obtienen de su inusual servicio a los Kitsuki; si piensan que sus amos son extraños, se guardan esas opiniones para sí mismos.
La Aldea del golpe del ojo agudo también es el lugar donde los Kitsuki preparan algunos de los compuestos alquímicos utilizados en sus investigaciones, en colaboración con los Agasha (y más tarde con los Tamori).
Los propios aldeanos suelen estar agradecidos por la seguridad y la prosperidad extra que obtienen de su inusual servicio a los Kitsuki; si piensan que sus amos son extraños, se guardan esas opiniones para sí mismos.