Aunque está fuera de la vista de las carreteras principales, esta aldea y su torre militar asociada es una de las posesiones más preciadas de Mirumoto. La Montaña de Hierro que le da nombre fue descubierta por la propia Agasha, que detectó sus grandes vetas de hierro mientras estaba en comunión con los kami. Rápidamente surgió una aldea en las cercanías, y la montaña se ha explotado desde entonces. Esto ha permitido a los Dragones obtener el metal para la mayoría de sus espadas y armaduras, una verdadera ventaja para un clan que, de otro modo, carecería de recursos. Tetstu Kama Mura siempre está llena de actividad, y las calles y edificios suelen estar cubiertos de polvo en todo momento. Recibe un flujo constante de heimin que traen comida y se llevan los lingotes de hierro para utilizarlos en otros lugares, pero hay muy pocos visitantes de otros clanes: el comercio que genera es casi exclusivamente interno. Los magistrados dragón patrullan cuidadosamente los caminos cercanos, y tienen muy poca tolerancia con las actividades sospechosas. Debido tanto a los peligros del trabajo minero como a la importancia del suministro de hierro, se han erigido varios templos por todo el pueblo y la cercana Montaña de Hierro. Varios de ellos están dedicados a diversas Fortunas o a los espíritus de los difuntos, pero algunos veneran al espíritu de la propia montaña, que los lugareños consideran similar a una Fortuna menor. Aunque tal espíritu aún no se ha manifestado, el hecho de que siempre se descubran nuevas vetas de hierro cuando las anteriores se secan, unido a la forma en que Agasha descubrió originalmente la montaña, se toman como claros indicios de una presencia espiritual.
