Aldea de La Llama naranja
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Aldea de La Llama naranja

Aldea
Durante la mayor parte de la historia, este asentamiento ha sido una aldea menor en las provincias Shiba, que se ganaba la vida a duras penas gracias al suelo rocoso. Cuando los Agasha toman posesión de la provincia de Mihari, descubren por qué el suelo es tan excepcionalmente improductivo: es rico en minerales, perjudiciales para el crecimiento de las plantas, pero muy útiles para la alquimia Agasha, especialmente para la creación de hanabi (fuegos artificiales). Inmediatamente ponen a los aldeanos a trabajar en la extracción de estos minerales útiles, y en pocos meses pueden celebrarlo con un gran espectáculo de fuegos artificiales, que culmina con un hermoso fénix naranja.

Desde entonces, la otrora inactiva aldea se ha convertido en un asentamiento dinámico, en el que casi todos los aldeanos participan en la creación de fuegos artificiales. Desde la extracción de los componentes hasta la fabricación, empaquetado y distribución de los cohetes, todo el pueblo participa en su nuevo oficio, supervisado de cerca por los Agasha, por supuesto. Para celebrar su recién descubierta prosperidad, la aldea celebra un festival una vez al año en el aniversario de aquel primer espectáculo pirotécnico, que siempre culmina con la recreación del famoso fénix naranja. Los aldeanos han llegado a ver en este fuego artificial el símbolo directo de su buena fortuna, hasta el punto de que han rebautizado su hogar en su honor y se niegan a mencionar el nombre anterior. Los Agasha, que gobiernan la zona, están encantados de consentir esta superstición, ya que ayuda a garantizar la lealtad de los campesinos locales a sus nuevos amos. Los propios Agasha, por su parte, ven su producción y venta de fuegos artificiales como una prueba del valor que aportan al Clan Fénix.