Los muelles más rentables del Muelle Norte son los Embarcaderos de la Estrella Matutina, cuyos tres embarcaderos pueden mantener hasta treinta grandes kobune. Los almacenes aquí suelen estar llenos de mercancías del Fénix y de la Mantis, alimentos, materias primas y mercancías del Cangrejo y el Gorrión... así como pequeñas cantidades de mercancías extranjeras de la Tortuga.
El distrito del Muelle Norte sigue la orilla norte del Río del Sol hasta convertirse en la Bahía del Sol Dorado. Aunque pequeño, el Muelle Norte desempeña un papel vital en la economía de Otosan Uchi, y cuenta con más casas de recreo por manzana que ningún otro distrito. Además, aunque no tiene tantos negocios como el Muelle Sur, este distrito es uno de los dos únicos que se ocupan de las importaciones y envíos a la ciudad. Las calles del Muelle Norte suelen estar mojadas debido a las fuertes nieblas y lluvias que caen de la bahía; en un esfuerzo por contrarrestar la suciedad de las calles embarradas, los comerciantes más ricos han pavimentado con grava el centro de todas las calles principales. También debido a la niebla, cada residencia y explotación cuelga grandes faroles de madera para guiar a los viajeros. El Muelle Norte también tiende a inundarse en primavera, por lo que la mayoría de las casas a lo largo de la vía fluvial están construidas sobre pilotes. No es raro ver pequeñas barcas descansando sobre la tierra desnuda, atadas a postes; cuando se les pregunta su propósito, los ciudadanos se ríen y dicen al curioso: "espera a la primera lluvia de primavera, no tendrás que volver a preguntar".
Los gobernadores del Muelle Norte aprovechan la necesidad de viajar y comerciar a través de su distrito para canalizar la riqueza hacia sus pocas y exclusivas posesiones. Los establos del distrito y los cuarteles imperiales utilizan gran parte de esa riqueza, manteniendo un kaisha (compañía) entera de la Guardia Imperial y docenas de caballos. Normalmente, un chui León recibe la responsabilidad de supervisar estas fuerzas, una tradición que se remonta siglos atrás. La propia casa del gobernador de distrito se lleva otra buena tajada de los impuestos; el edificio es una mansión llena de todas las comodidades que un samurái podría desear. Por desgracia para los estibadores y comerciantes de la ciudad, se interpone directamente en el camino de los negocios, bloqueando los almacenes de los muelles; a lo largo de la historia del Muelle Norte, éste ha sido un punto de discordia para los residentes. Algunos gobernadores han considerado la posibilidad de mudarse, pero la mayoría considera que les corresponde vivir exactamente donde desean y ven la molestia como un recordatorio adecuado de quién está al mando.