Símbolo: Torre
roja.
Alineamiento: Legal
maligno.
Dominios sugeridos:
Guerra, Forja.
Denominación de
seguidores: Rakathaya
Rakath es la diosa de la
estrategia, la forja y la conquista.
Historia:
Originaria del ente
Ayndhil, y acompañada de sus hermanos y hermanas, la diosa Rakath
viajó entre las estrellas hasta encontrar el mundo al que llamaron
Eektaia, el cual sufría la maldad de los seres cósmicos que lo
habitaban. Al elegirlo como su hogar, los dioses y diosas lucharon
contra estos seres y los expulsaron para comenzar a forjar el mundo
que deseaban.
Tras acercar la luz del sol Saré y la luz de la luna verde Sínain por parte de sus hermanos, la diosa Rakath pensó que el mundo debía contemplar ambas, y con todas sus fuerzas lo hizo rotar, dando como resultado los ciclos de día y noche.
Repartieron las tareas para trabajar en el mundo de forma que pudieran transformarlo en equilibrio, pero cuando Ulthos e Innathar les confesaron su idilio, la diosa Rakath no se tomó bien la noticia porque sentía que estaban rompiendo ese equilibrio y le dio la sensación de que era un acto vanidoso por su parte, pues le parecía que se querían poner por encima de sus hermanos y hermanas.
Notó que se había
equivocado cuando vio a sus sobrinas recién nacidas en el banquete
que se organizó para presentarlas al resto de dioses y diosas. Les
dio la bienvenida a Briganth y Waldaia, y les entregó unos ropajes
de seda como presente.
Pasaron centurias mientras
los dioses aleccionaban a las especies y continuaban con su creación
del mundo. La diosa Rakath se acercó a su hermano Ulthos para
confesar que las hijas que había engendrado le hacían sentir que
quería ser madre, tras verlas crecer y convertirse en respetables
diosas. Tras esa conversación yacieron en dos ocasiones, y durante
la segunda Waldaia los descubrió, lo que ocasionó la división de
la familia después de la discusión con Innathar, que le retiró la
palabra a su hermana. Al año nació Orander, hijo de Rakath y
Ulthos, y los dioses de nuevo agasajaron al nuevo dios.
Por desgracia, la diosa
tuvo que discutir de nuevo con su hermana Innathar, ya que encontró
a su humana predilecta haciéndose pasar por su ama para seducir a
Ulthos y la encadenó por su agravio. Pero se aclaró el conflicto al
descubrir que fue todo una encerrona de Felthor, que quería
demostrar que las especies se importan más a sí mismas de lo que le
importan sus dioses y diosas. Tras esto, se le despojó la
inmortalidad a las creaciones y se fundaron los planos del
ayndhiltium y quebrantorium, así como se estableció la
reencarnación.
Varios centenarios
después, los dioses percibieron mutaciones fuera de lo normal en las
criaturas que poblaban eektaia, pero no podían encontrar la fuente
de la que procedían esos cambios y decidieron ayudar a las especies
a fortalecerse. La diosa Rakath tomó la iniciativa y las enseñó a
forjar armas, levantar murallas y establecer estrategias defensivas
para repeler los ataques de las monstruosidades. Además, pidió a su
hermano Shontor que confeccionase una especie capaz de resistir el
duro invierno y el clima de montaña para poder defender esas
regiones del mundo, así Shontor la entregó en primer lugar la
especie de los orcos, y cuando consiguieron controlar la situación,
también la entregó a la especie de los dracónidos, para servirla.
Mientras terminaban de tomar el control, surgieron diferentes portales a lo largo y ancho de eektaia, de los cuales emergieron oleadas de seres infernales que comenzaron a invadir el mundo adueñándose de muchos territorios. Junto a su hijo Orander, decidieron plantar cara a la invasión y se enfrentaron a las hordas de Kavaraxxas, su líder, en una guerra que duró alrededor de 100 años. La diosa estableció puntos de control cerca de los portales e hizo presión con las tropas de las que disponía, mientras su hijo se encargaba de aniquilar a los infernales. Con gran esfuerzo consiguieron vencer y terminar con las oleadas de enemigos, y por sus esfuerzos, la diosa Kuvara realizó un banquete de celebración.
Su hijo, durante el banquete, le entregó una daga negra enjoyada como presente por su gran estrategia triunfal y la diosa estaba orgullosa de su hazaña, pero un descuido provocó que Waldaia robase esa daga y apuñalara a Rakath en repetidas ocasiones. Malherida se abalanzó sobre su sobrina, y furiosa le arrancó un ojo, pero perdió mucha sangre y casi el conocimiento. Por suerte, Innathar recobró el juicio y dejó a un lado sus diferencias para sanar a su malherida hermana. Luego se disculpó con Rakath por no haber notado que su hija Waldaia había sucumbido a la locura e hicieron las paces.
Tras el juicio a Waldaia
por su crimen, los dioses se dispersaron unos de otros, aunque el
núcleo de Rakath, Ulthos y Orander permaneció unido. Después de
influenciar a las civilizaciones en exceso, los dioses decidieron
retirarse al ayndhiltium para gobernar el mundo desde la distancia y
permitir que el prisma mortal deje su huella en eektaia.
Vínculos:
Originaria del Ayndhil,
al igual que sus hermanos los dioses Felthor, Kyresh, Shontor, Ulthos
y Xanth, y sus hermanas las diosas Ennavar, Innathar y Kuvara, madre
del dios Orander, y tía de las diosas Briganth y Waldaia, de la
semidiosa Alea, y del semidiós Kylik.
Es la matrona de los
dracónidos y los orcos, en los que influyó en su desarrollo como
especie.
Doctrina:
Establece tus objetivos y
planifica como alcanzarlos. Una buena estrategia puede tener
decisiones difíciles de tomar, pero asumirlas puede garantizar el
éxito, sé pragmático. Nunca cedas el control de tus estratagemas a
indignos o inexpertos, pueden echar por tierra tu trabajo. No dudes
en realizar lo que sea necesario para poder vencer. Respeta los
códigos y cíñete a ellos.
Rituales:
Los rakathaya realizan sus
plegarias tras confeccionar sus estrategias y objetivos, para tratar
de obtener el visto bueno de su diosa. Una vez han llevado a cabo su
plan con éxito, agradecen a Rakath por aprobar su plan, por otro
lado, si fracasan piden perdón a su diosa por tomar malas
decisiones.