Destruido en algún antiguo cataclismo de providencia desconocida, hoy todo lo que queda del planeta original es un vasto archipiélago de islas pétreas que flotan en el vacío del espacio. Algunos de estos restos no son más grandes que una roca, mientras que otros se extienden miles de kilómetros, generando sus propios campos gravitatorios. Todos llevan susurros de su pasado.
Todavía cautivos de la estrella local, con cada milenio que pasa, estas islas se separan un poco más, destinadas a parecer un día un cinturón de asteroides ordinario. Pero mientras la legendaria La Academia permanezca aquí, Harrow nunca será considerado ordinario.