Los gólems están hechos de materiales humildes, tales como la arcilla, la carne, los huesos, el hierro o la piedra, pero poseen un poder y una dureza sorprendentes. No tienen ambiciones, ni necesitan sustento. No sufren dolor ni sienten piedad. Son gigantes imparables que existen para cumplir las órdenes de su creador y proteger o atacar según se le mande.
La creación de un gólem empieza con la construcción de su cuerpo, lo que requiere un gran dominio del arte de la escultura, el tallado de la piedra, la forja o la cirugía. En ocasiones es el amo quien conoce estas artes, pero otras veces se contrata a maestros artesanos para realizar esta tarea.
Tras construir el cuerpo de arcilla, carne, hierro o piedra, el creador del gólem lo infunde con un espíritu del Plano Elemental de la Tierra. Este pequeño destello de vida no tiene memoria, personalidad o historia. Simplemente es el ímpetu por el que el cuerpo se mueve y obedece. Este proceso ata el espíritu al cuerpo artificial y lo somete a la voluntad de quien lo creó.