Los autómatas no nacen de forma natural, sino que son construidos. Algunos han sido programados por sus creadores para obedecer unas instrucciones muy sencillas, mientras que otros tienen consciencia y son capaces de pensar por sí mismos. Los gólems son los autómatas arquetípicos.

Muchas criaturas nativas del Plano Exterior de Mechanus, como los modrons, son autómatas creados a partir de la materia prima de su planto natal. Son producto de la voluntad de seres superiores.

Dado que pocos autómatas están realmente vivos, ya que suelen funcionar sólo con una "chispa" de vida, la mayoría son inmunes a los ataques dirigidos a los vivos. Estos autómatas "inertes" son inmunes a los efectos que afectan la mente y a gran parte de los efectos que afectan al cuerpo. Estos autómatas tampoco necesitan dormir ni realizar actividades metabólicas, como comer o respirar. La mayor excepción a esta regla son los autómatas "vivientes", entre los que se encuentran los forjados.