En las canciones de cuna, los onis son aterradores hombres del saco que acechan en las pesadillas de niños y adultos por igual. Sin embargo, estas son reales e insaciables. Encuentran especialmente deliciosa la carne de los bebés humanos. Los onis poseen el aspecto de ogros demoníacos con un par de pequeños cuernos de marfil que sobresalen de su cabeza. Sus ojos son oscuros, tienen pupilas de una blancura extraordinaria y sus dientes y garras son de color negro azabache.
A la luz del día, los onis ocultan su auténtica forma mediante la magia y, así, se ganan la confianza de aquellos a quienes pretenden traicionar en cuanto caiga la noche. Estas criaturas son capaces de cambiar tanto su tamaño como su forma, de modo que aparentan ser humanoides mientras viajan por los pueblos fingiendo ser viajeros, leñadores o pioneros. Con esta forma, toman nota de la naturaleza de los humanoides presentes en un asentamiento y elaboran planes para secuestrar y devorar a algunos de ellos.
A veces se conoce a los onis como ogros mágicos por sus capacidades mágicas innatas. A pesar de que solo son parientes lejanos de los auténticos ogros, comparten con ellos su costumbre de aliarse con otras criaturas malignas. Un oni se someterá a un señor si hacerlo le resulta lucrativo o le otorga un hogar bien defendido y lujoso. Estas criaturas codician la magia, de manera que trabajarán al servicio de magos malvados y sagas a cambio de objetos mágicos que les sean de utilidad.