Situados entre los mundos de los vivos y los muertos, los dhampiros se aferran a la vida, pero sus ansias feroces los ponen a prueba constantemente. Sus lazos con la muerte en vida les conceden una parte de la capacidad inmortal de un vampiro, con una mayor velocidad, visión en la oscuridad y un mordisco que absorbe vida.
Gracias a su conocimiento único de la naturaleza de los Muertos Vivientes, muchos dhampiros se convierten en aventureros y cazadores de monstruos. A menudo, sus motivos son muy personales. Algunos buscan el peligro e imaginan que los monstruos son la personificación de sus propias ansias. Otros buscan la venganza contra aquello que los convirtió en dhampiro. Y los hay que abrazan la soledad de la caza y se esfuerzan por distanciarse de quienes suponen una tentación para sus instintos.
Los dhampiros envejecen al mismo ritmo que sus progenitores mortales y alcanzan la madurez al mismo tiempo que ellos, después de lo cual dejan de mostrar signos externos de envejecimiento y pueden vivir hasta los 900 años.