Los remorhaz, en cuyo cuerpo late un fuego infernal, surgen de la nieve y el hielo en una nube de vapor. De la parte trasera de su cabeza crecen unas aletas en forma de ala y su amplia boca está llena de afilados dientes.

Estas criaturas habitan los climas árticos, donde se alimentan de alces, osos polares y otros seres que comparten su territorio. No toleran los climas cálidos, ya que se han adaptado al frío generando un calor interno similar al de un horno. Cuando cazan, se entierran bajo la nieve y el hielo y esperan a sentir las pequeñas vibraciones que producen otras criaturas cuando pasan por encima. Mientras están escondidas, pueden reducir su temperatura corporal para no derretir su cobertura.