Las brozas movedizas, en ocasiones denominadas arrasadoras, se mueven lentamente a través de los sombríos pantanos de la Ponzoña, marjales deprimentes y las junglas de Chult, consumiendo toda la materia orgánica que se cruce con ellas.
Las brozas se alimentan de materia orgánica, consumiendo otras plantas sin cesar mientras avanzan o devorando a los animales que son incapaces de escapar de ellas. Lo único que evita que arrasen con ecosistemas enteros es la escasez de estas criaturas y su lento movimiento. Incluso así, su presencia elimina del medio ambiente la fauna y la flora, y una quietud extraña cae sobre los pantanos y bosques en los que acechan estos horrores siempre hambrientos.
Dado que están compuestas de hojas marchitas, enredaderas, raíces y otros desechos naturales de pantanos y bosques, las brozas se camuflan con su entorno. Además, como se mueven lentamente, rara vez intentan perseguir para atrapar a sus presas. En cambio, se quedan en un lugar, y se alimentan absorbiendo los nutrientes de su entorno esperando hasta que se acerque a ellas una presa. Cuando una criatura les pasa cerca o se posa sobre ellas, vuelven a la vida, capturando y absorbiendo a la desprevenida presa.
Las brozas movedizas son el resultado de un suceso durante el cual un relámpago o la magia feérica vigorizan a una planta pantanosa que aparte de esto es completamente normal. Cuando a la planta se le otorga esta nueva vida, se nutre de la vitalidad de la flora y animales a su alrededor, apilando sus cadáveres como abono alrededor de sus raíces. Esas raíces terminan por abandonar su dependencia del suelo, empujando a la broza a buscar nuevas fuentes de alimento.