Este día sagrado rinde homenaje a la Reina Cuervo.
Para aplacar a esta deidad y evitar llamar su atención, ciudadanos de toda condición se ponen máscaras y disfraces (mágicos o no) para ocultar su identidad y jugar a que son otras personas diferentes. Los estilos de máscara que se ven normalmente incluyen el símbolo de la máscara blanca de la Reina Cuervo. Sin embargo. no hay límites a la hora de escoger qué disfraz ponerse. De hecho, cuanto más elaborado y extravagante resulte, más famoso será quien lo lleve.
Las festividades comienzan por la noche, momento en el que los vecinos colocan velas dentro de calabazas huecas o con caras talladas. Cada calabaza representa a una persona que lleva puesta una máscara, mientras que la luz interior representa la verdad de su alma. Mientras la vela siga encendida, las mentiras que diga o las cosas embarazosas que haga no mancillarán la reputación de ese individuo, por lo que las celebraciones a menudo devienen por momentos en un hedonismo anárquico.
Se dice que el infortunio sobrevendrá a cualquiera que regrese tras la celebración y encuentre su calabaza apagada, así que compra una vela de buena calidad y pon tu calabaza fuera del alcance del viento. Apagar la vela de otra persona a propósito o aplastar su calabaza es tabú y se corre el riesgo de sufrir la ira de la diosa; aun así, es algo que ocurre.
Engaños y bromas de todo tipo son comunes durante esta noche, en la que la gente solo espera mentir y hacer el tonto. Es un día en el que abundan los carteristas, por lo que pocos llevan mucho dinero consigo, ya que suelen ponerlo a buen recaudo la noche anterior. En vez de dinero, las personas llevan sus bolsillos y bolsas del cinto llenos de caramelos. Era tradición que un carterista robara los caramelos y dejara una prenda a cambio (un juguete pequeño, una figurita de colores de papiroflexia o algo similar), pero con los años esto ha cambiado y ahora los adultos intercambian caramelos entre sí y simplemente se los dan a los niños que se los piden.
Por costumbre, no se hacen tratos ni se firman acuerdos durante la Noche del Mentiroso porque nadie confía en que las partes se avendrán a cumplirlos. Ilusionistas y magos escénicos (ya sea a través de habilidades mágicas o entrenadas) hacen rondas para actuar en fiestas privadas (se les paga por adelantado el día anterior) o para hacer representaciones en espacios públicos, con la esperanza de que un buen espectáculo les garantice una comida y, tal vez, un lugar en alguna celebración privada en el futuro.