Don Gregorio Altagracia Camposanto era un humano hijo de una familia noble acaudalada de Aguas Profundas. Presumido, egocéntrico y mimado, Gregorio creció rodeado de comodidades, pero sin el afecto de sus padres. Aquello le marcaría y sería el detonante del nacimiento de su sueño: ser un famoso poeta y dramaturgo amado por todos. Una vez llegó a la adultez, renunció a la fortuna y legado de su familia, unos aburridos banqueros, y se dió a la aventura buscando inspiración en los caminos. Sin embargo, tras un brevísimo golpe de realidad relacionado con el misterio de La Mina Perdida de Phandelver, se acobardó y renunció.
El tiempo pasaba, su bolsa de monedas menguaba, y su pomposa y dramática poesía no cuajaba entre público y crítica. En un momento dado se le ofreció escribir un cuento infantil para salir del apuro económico. Literatura mediocre en su opinión, pero por desgracia no le quedó otra. Para sorpresa de todo el mundo el cuento fue un éxito, y pronto las editoriales de toda la Costa de la Espada se peleaban por él.
Sin embargo, todo lo bueno se acaba, y más pronto que tarde aquella chispa que hacía especiales a sus historias se apagó. Desesperado, aceptó un trato con Raphael, un diablo que le ofreció la solución a todos sus problemas.
“Esta es la Pluma del Narrador. Un artefacto que goza de voluntad propia y de un exquisito sentido del arte. Tus preocupaciones volarán lejos cuando tu nuevo amigo mejore tus obras, reavive la llama de tu talento, y otorgue vida a todas tus creaciones”.
El pago, como no podía ser de otra manera, sería su alma, pero solo si dejaba de ”compartir sus maravillosas historias con el mundo” durante 1 año entero. “Eso sería un delito imperdonable teniendo en cuenta el talento del humano”, aseguró el diablo.
Al vincularse con el objeto y empezar a escribir, Gregorio se transportó de forma inesperada a un plano de bolsillo en el que podía materializar todo lo que quisiera. Creó el Pueblo Champiñón, cuya población lo adoraba como único y todopoderoso creador, y al sentirse querido decidió escribir también que él era el protagonista de la historia. Planteó un clásico camino del héroe en el que debía vencer a un villano, un antagonista oscuro que sirviera como contraposición a su figura, para salir victorioso, más fuerte, sabio y colmado de honor.
Sin embargo, esta bestia oscura logró horrorizar al bardo mostrándole lo patético y frágil que era tras profundizar en su mente. Gregorio trató de salir del cuento, pero rápidamente entendió que ninguna persona podría salir antes de que la historia terminara, pues la pluma corregía sus intentos de concluir la narración por falta de coherencia.
Por este motivo, y en plena huída, el bardo creó a toda prisa un castillo para protegerse en su interior. Pero no contaba con que el rey y la reina de este lo apresarían y separarían de su Pluma y del Manuscrito. Lo convirtieron en el “hechicero y prisionero de la corte”, y le dejaron usar la pluma bajo una estricta vigilancia solo para crear tonterías, pues no comprendían su verdadero poder. Entre otras cosas, le obligaron a crear un espantapájaros viajero para reclutar a héroes que pudieran enfrentar a la criatura, siendo este capaz de salir del mundo del cuento y traer a nuevos personajes.
Al poco tiempo del encarcelamiento del bardo, varios champiñones dirigidos por el líder rebelde Blurp asaltaron el castillo tratando de rescatar a su señor. Por desgracia fue un desastre, pero Blurp logró escapar con el manuscrito, el cual escondería en el pueblo. Tras este ataque, la casa real sometió al pueblo champiñón y prohibió el culto al bardo, pero se mantiene en secreto gracias a la resistencia.
El monstruo, por el contrario, empezó a habitar en los límites de la fantasía, en una ciénaga tóxica y oscura donde gozaba de todo su poder e influencia. La criatura sencillamente aguardaba su vaticinado combate con el bardo, mientras se defendía de los intrusos.
Durante casi un año, algunos aventureros han sido reclutados por el espantapájaros y han tratado de combatir a La Bestia, pero ninguno de ellos ha regresado. La criatura, haciendo uso de sus sombrías capacidades para dominar el cuerpo y la mente de los débiles, ha aprendido mucho de los héroes caídos. Con mucho más intelecto y conocimiento que ningún otro personaje del cuento, La Bestia decidió que quería ser más que lo que fue escrito para ella, pero por desgracia seguía siendo incapaz de asaltar el Castillo. Por ello, forjó criaturas no muertas a partir de la carne de los aventureros que osaban enfrentarla y les encomendó ser sus ojos y oídos cada noche. Mientras tanto, la criatura permanecería en estado de reposo en sus dominios el tiempo que fuera necesario pues, según pensó, hasta en el peor de los casos, el bardo moriría de viejo mucho antes que ella.
Por todos estos acontecimientos, la situación estuvo en tablas durante mucho tiempo. El reino ofrecía un deseo a cambio de acabar con La Bestia (aunque necesitaban recuperar el Manuscrito para poder concederlo usando la Pluma). Blurp buscaba la liberación del bardo retenido en el castillo y ayuda en su destinada gesta de combate contra el monstruo. Y la Bestia, harta de ser un personaje de ficción, esperaba pacientemente una oportunidad para darle la vuelta a la situación y lograr escapar del cuento.
No fue hasta que un variopinto grupo de monstruos entrara al cuento y lo pusieran patas arriba, que Gregorio logró escapar. Ahora convertido en un mero entretenimiento de Oglock, Pampun, Petardo McBum y @Mark, el bardo logró al menos publicar su último cuento, "La Voluntad de la Tinta". Sin embargo, la convivencia con los Terribles Fogosos puede llegar a ser muy complicada. Gregorio trata constantemente de civilizar y culturizar a sus salvadores, y de escapar de ellos.
No ha conseguido grandes avances en ninguna de las dos direcciones.