Vilaris
El regreso de Vilaris no podía haber caído en peor momento. Aunque pareciera una broma de mal gusto, asesinato del guardia a manos del ladrón en el Templo de Gond había generado una cadena de acciones que desencadenaron en que el grupo terminara fugitivo de la ley para luego esfumarse y reaparecer meses después como si nada hubiera pasado. Gareth le preguntó donde había estado todo este tiempo y que el ladrón le diera respuestas vagas y argumentaran que ellos lo habían abandonado no ayudó mucho, pero al ver que Vondal simplemente no le daba importancia, el paladín retomó su compostura y le pregunto a Vilaris si sabia algo de una caravana que tendría que haber pasado recientemente por la ciudad y el ladrón indico que si.
Al parecer una caravana de carretas que transportaban bienes valiosos había llegado a la ciudad días atrás, de hecho Vilaris había "tomado prestadas" algunas monedas viejas que había encontrado en una de sus cajas. El ladrón indicó que habían partido hacia unos dos días hacia el sur por el camino que bordeaba la Muralla Negra y llevaba hacia la zona de los pantanos. Sin perder más tiempo, el grupo decidió dejar dos carretas en un establo y proceder con solo una para no llamar la atención. Cuando Vilaris mostró intención de unirse al grupo, Gareth comenzó a tener sus dudas, pero el ladrón le recordó que Vondal le había hecho una promesa. El paladín no tuvo más remedio que acceder y decirle a Vondal que se hacia responsable, aunque igualmente le aseguró a Vilaris que las cosas habían cambiado mucho desde que se habían separado en Waterdeep.
Los pantanos
Tras dejar dos carretas en uno de los establos, todos se dirigen hacia los pantanos siguiendo el rastro que pudieran encontrar. Tras unas horas de viaje, se encuentran con que el terreno comienza a cubrirse completamente de barro, lo que imposibilitaría el paso de la carreta. El grupo decide entonces seguir con los caballos un poco más, hasta que a estos se le imposibilita el paso, por lo que el grupo debe continuar a pie. Tras avanzar un tramo considerable, Arannis les hace notar que las huellas marcadas son peculiares, si bien parecen huellas de reptiles, se encuentran solo de pares, como si estos caminaran en dos extremidades. Deib rápidamente las identifica como huellas de reptiloides, criaturas humanoides pero con aspecto de lagartos. El grupo decide avanzar con cautela.
Liderados por Arannis, el grupo camina por la zona pantanosa hasta que unos minutos después, la exploradora los detiene indicándoles que avancen sin hacer ruido. Alejado unos pocos metros de donde se encontraban, llegan a divisar un pequeño asentamiento poblado de reptiloides. Escondiéndose entre la maleza, llegan a ver como varias de estas criaturas trasladan cajas de choza en choza para luego colocarlas en un bote y dirigirse hacia el oeste. El grupo decide interrogar a una de las criaturas por lo que arrojan una roca para llamar la atención de la mas cercana. El reptiloide se aleja del asentamiento atraído por el ruido, momento que Deib aprovecha para acercarse y noquearlo con el mango de su arma.
Tras maniatarlo y alejarlo del asentamiento, Deib comienza a interrogar al reptiloide que le indica que tiene intenciones de cooperar. Napyo, le comenta al enano que ellos trabajan para el Culto del Dragón llevando las recolecciones al Castillo del Pantano, sin embargo están en contra de Atthick y los métodos con los que se maneja, pero el "dragón" les ordenó trabajar para él y ellos le son fieles. Aprovechando su objetivo en común, Deib le indica a Napyo que ellos quieren derrotar a Atthick y que si está de acuerdo en cooperar lo liberaría en ese instante. Napyo acepta el trato y al ser liberado los acompaña hacia el asentamiento mientras les indica que el semidragón se encuentra en el castillo cruzando el río. El grupo cruza por el asentamiento con el reptiloide a la cabeza, pero para su sorpresa, el resto de criaturas ni siquiera los miran, solo continúan con su trabajo mientras el grupo cruza con dirección al rio. Tras varios minutos, el grupo llega a su destino y Napyo prepara tres canoas y les indica que el castillo está al otro lado.
El Ojo de Myrkul
El reptiloide rápidamente comienza a separarlos por canoas. Arannis, Deib y Mark por un lado, Gareth y Gwyreth en la canoa que dirige Napyo, y viendo como todos comienzan a subir a sus canoas, Vondal se percata de quien será su compañero, y al voltearse ve a Vilaris que le responde con una sonrisa socarrona. Resoplando, el enano se sube a la canoa que parte hacia el otro lado del río. Se encontraban cerca de la otra orilla, cuando escucharon una voz que resonó en todo el pantano. Inmediatamente, una figura gigante bajó del cielo y se posó en tierra imponiendo sus enormes alas, todos se quedaron completamente atónitos al contemplar que un dragón adulto negro les impedía el paso. "Huelo a un asesino de dragones" profirió la criatura haciendo referencia al dragón joven que Gareth ayudó a acabar en el Torreón Blanco. El dragón, llamado Kaimeocreoss, le indica al paladín que le perdonara la vida a el y sus compañeros a cambio de que haga un trabajo para el. Le entrega un anillo y le indica que deberá encontrar otros dos similares y entregárselos antes del fenómeno conocido como el Ojo de Myrkul. Sin muchas opciones disponibles, el paladín acepta y se coloca el anillo. El dragón le indica que uno de los anillos restantes lo tiene una semidragón que se encuentra en el castillo al que se estaban dirigiendo. Tras el intercambio, Kaimeocreoss se eleva hacia los cielos perdiéndose de vista.
El castillo
Sin tiempo que perder, el grupo comienza a dirigirse hacia al castillo al que no tardan demasiado en llegar. Sin embargo, este se encuentra custodiado por unas criaturas anfibias con forma de humanoides. Napyo las identifica como Unknown y les indica que son completamente sanguinarios, de hecho su raza sufre constantes abusos de parte de los anfibios que se creen superiores, por lo que los odian profundamente. Aprovechandose de esta información y viendo que en la entrada del castillo se encuentran guardias reptiloides, el grupo decide avanzar e intentar ponerlos de su lado. Gareth y Vondal se acercan con sus manos levantadas indicando que vienen en son de paz. Rápidamente los bullywugs comienzan a acercarse con sus lanzas apuntadas. Vilaris intenta convencerlos de que vienen en paz, y cuando esto no funciona intenta convencerlos de que quieren ayudarlos a acabar con los reptiloides, sin embargo los anfibios solo se limitan a acercarse y proferir gritos guturales.
Los reptiloides que estaban haciendo guardia comienzan a acercarse sumándose algunos que se encontraban dentro del castillo. Al ver que un grupo grande de reptiloides se acerca hacia el grupo, Gareth intenta hacer una seña lo mas disimulada posible para que los reptiloides entiendan que están de su lado, pero aunque logra hacer la seña no puede distinguir si estos la entendieron o no, por lo que intenta hacerle señas a Napyo para que se acerque, pero este simplemente se aleja de la zona. Viendo que ambos grupos se están acercando, Gareth toma a uno de los bullywugs y lo apresa poniéndole su espada en el cuello tratando de hacer que los reptiloides entiendan. Sin ver ningún indicio de que algo vaya a cambiar, Gareth corta el cuello del bullywug y lanza el cuerpo hacia donde se encuentran los reptiloides que lo miran y levantan sus armas.
Batalla
Inmediatamente comienza una batalla entre los héroes y ambos bandos de humanoides unidos en su contra. Luchando con todas sus fuerzas contra todo pronostico, el grupo se concentra en atacar únicamente a los bullywugs solo defendiéndose de los reptiloides. Luego de que algunos bullywugs hayan caído, los hombres lagarto cambian de objetivo y comienzan a atacar a los anfibios ayudando al grupo. Luego de varios minutos de batalla intensa, la alianza de los heroes y los reptiloides logra acabar con los bullywugs que se encontraban fuera del castillo y tras ayudar a Deib que había sido atacado por los lagartos al intentar liberarlos, deciden ingresar al castillo en busca de Atthick. Luego de intentar abrir las puertas sin éxito, Vondal comienza a empujar la puerta con fuerza pero al abrir un poco la puerta llega a ver que adentro se encuentra un grupo de bullywugs presionando para mantenerlos a raya y logra esquivar a tiempo una lanza que le es arrojada desde dentro. Gwyreth no lo duda e inmediatamente asesta contra la puerta con un estallido arcano que la abre de par en par, lo que los deja abiertos a varios ataques de lanzas.
Gareth arremete contra los bullywugs ingresando en el castillo solo para darse cuenta de su error, subestimó el número de anfibios que había en la habitación y lo superaron con creces dejándolo inconsciente en cuestión de segundos. Tomándolo como prisionero, los anfibios comenzaron a realizar una retirada, pero en un ataque de ira, Vondal arremetió contra el grupo de bullywugs, seguido de Gwyreth que comenzó a utilizar todos los conjuros a su disposición. Vondal logró llegar hasta el paladín y liberarlo, llevándose el cuerpo inconsciente mientras Gwyreth y Deib que se había unido al ataque le servían de apoyo. Una vez fuera, el grupo decidió recuperar fuerzas para ingresar al castillo a como de lugar. Pasada una hora y ya recuperados, el grupo decidió entrar al castillo que seguía plagado de bullywugs, pero está vez los pudieron repeler haciendo que se retiren hacia las profundidades del castillo. La retirada de los bullywugs hizo que los reptiloides tomaran coraje y decidieran ayudar a los heroes, por lo que un pequeño pelotón se adelantó hacia los interiores. Luego de investigar el segundo piso, el grupo decidió adentrarse en el castillo.
Retirada
Al cruzar el pasillo se encuentran con una gran habitación sin techo que auspicia de jardín repleta de bullywugs y hombres lagarto inmersos en una feroz batalla. Los heroes se abalanzan para ayudar a los reptiloides a ganar terreno. Una vez logrado el objetivo, el grupo decide recorrer los pisos superiores en busca de Atthick, pero solo encuentran algunos objetos de valor, y documentos pertenecientes a la semidragón pero que están escritos en alguna lengua que ninguno logra descifrar, aunque sospechan que sea dracónico. En una de las habitaciones, se encuentran con una especie de telescopio enorme por el que Gwyreth puede llegar a percibir dos dragones negros en los pantanos. Al intentar moverlo, el telescopio se rompe. Al bajar, se encuentran con las habitaciones repletas de cuerpos tanto de anfibios como de reptiloides, pero para alegría del grupo, estos últimos lograron que los bullywugs se retiraran al verse completamente perdidos.
Tras recorrer el castillo sin rastros de Atthick, atraviesan una abertura que lleva a una cueva subterránea. Recorriéndola, se encuentran con algunos monstruos molestos que despachan rápidamente. Aunque tienen un percance con un cofre que obliga a Mark y Deib a tirarse un pequeño lago. Por suerte logran rescatar a ambos y el efecto pasa. Al llegar al final de la cueva se encuentran con un circulo hecho de piedras en el suelo. Gwyreth lo examina y reconoce que es un circulo de teletransportación que se encuentra desactivado y que generalmente se activa con una palabra clave. El grupo observa el cuaderno escrito en dracónico y se miran sabiendo que solo conocen a alguien que hable draconico y que se encuentre cerca del castillo. Decididos salen del castillo en dirección hacia la guarida de Kaimeocreoss.