Biografia
Nacido en Karaz-a-Karak (Pico Eterno), Danki fue criado por su padre Wendel Lorn el mejor herrero de la ciudad. Dado a que su esposa murió poco después de dar a luz a su primogénito, Wendel se vio forzado a ser padre soltero a pesar de que su trabajo consumía la mayor parte de su tiempo. Ya a muy temprana edad mientras su padre trabajaba en la forja, Danki disfrutaba de chapotear en el barro, correr desnudo e incluso de cazar sapos y lagartijas.
Cierta noche un misterioso mago encapuchado se hizo presente en la forja de Wendel, le exigió a este que le forjara un báculo de hierro macizo y le dio un plazo de 3 noches para tenerlo terminado, prometiendo pagar bien si el trabajo cumplia sus expectativas. Wendel quiso explicarle que el tiempo no era el suficiente si es que en verdad queria que el producto final fuera de calidad. Pero antes de que pudiera terminar, el mago había desaparecido.
El tiempo paso muy rápido. Wendel había dormido solo tres horas en los últimos tres días, había dado su mejor esfuerzo pero aún así estaba seguro de que el báculo podría ser mejor si tuviera un poco mas de tiempo. Al caer la noche, al instante en que se encendió la primer estrella, el misterioso encapuchado se hizo presente. No le permitió la palabra al cansado herrero y exigió ver el arma de inmediato, Wendel se la entregó con manos temblorosas. El mago frunció el ceño, dirigió una mirada de desesperación al enano y preguntó "¿Es esto lo que el mejor herrero de Karaz-a-Karak puede hacer? Patético". Acto seguido, sosteniendo el báculo en sus manos pronunció unas palabras que el herrero no llego a comprender. El pesado acero comenzó a iluminarse de una tonalidad amarillenta hasta alcanzar un brillo similar al del mismo sol. Asustado por lo que acababa de ver, Wendel emitió un grito ahogado y comenzó a hablar inmediatamente diciendo que se lamentaba no haber podido cumplir con las expectativas y que si se le brindaba un poco mas de tiempo, estaba seguro de que podría hacer un mejor trabajo.
El tono elevando de Wendel hizo que el pequeño Danki despertara y preocupado al oir la nerviosa voz de su padre, lo llevo a acercarse a la puerta que conectaba la casa con la herrería. Sin abrirla, apoyó su oreja para tratar de oír que es lo que estaba pasando, pero justo en ese momento escuchó un golpe seco que lo llevo a alejarse de la puerta instantáneamente. Acto seguido, la puerta se iluminó en un tono amarillento.
El mago escuchaba las suplicas del enano con desinterés, hasta que sintió la presencia de alguien al otro lado de la puerta que se encontraba detrás de Wendell, dirigió su mírala allí de inmediato y con una sonrisa en su rostro, golpeó la base del báculo contra el suelo emitiendo un fuerte estruendo. La puerta se iluminó de casi al instante.
Wendel se encontraba paralizado, pero eso no fue impedimento para escuchar la voz del mago en su cabeza que decía "Detrás de esa puerta se encuentra tu hijo, uno de ustedes deberá abrirla. Pero recuerda que quién lo haga sufrirá un destino peor que la muerte". Wendel titubeó un segundo, pero por el tono que empleó la voz sabía que él iba en serio. Con una lágrima rodando por su mejilla, el enano se dio la vuelta, colocó su mano en el picaporte y por mas que éste le quemara la piel, tiró de él.
El niño pudo escuchar la voz de su padre al otro lado que le decía: "Te quiero, hijo".
El brillo se apagó y la puerta se abrio lentamente revelando la imagen que quedará grabada en la memoria de Danki para siempre. Su padre había sido convertido en piedra y detrás de él una figura encapuchada se desvanecía.