Los sectores donde la realeza vive su existencia de cuento de hadas son accesibles
únicamente mediante carruajes aéreos y requieren los más altos permisos de seguri-
dad; cualquier intruso es eliminado antes de poder responder a ninguna pregunta. Los
Príncipes de Sangre y sus extensos clanes poseen enormes palacios hipertecnológicos,
decorados con obras de arte y holografía y atendidos por ejércitos de lacayos huma-
nos, biosiervos y marionettes. Las cosas que ocurren en sus salones de oro y cristal son
legendarias por su refinamiento y depravación, una constante representación teatral
de ocio, placer y alta intriga.