En los albores del Imperio, a Miya se le asignó el deber de extender la noticia de la derrota de Fu Leng por todo Rokugán. La familia Miya ha continuado cumpliendo con orgullo y diligencia su deber como heraldos y pacificadores. Los samuráis Miya suelen ser solemnes, callados y concentrados en cumplir sus grandes responsabilidades.