Eran traviesos, manipuladores y juguetones como sus antiguos rivales los Kenku. Eran buenos escabulléndose y podían sentir a otros espíritus como pueden hacer los Inu. Los bakeneko vivían en ambos reinos, Sakkaku y Chikushudo, y sus constantes viajes entre sus dos hogares habían acercado los dos reinos. Rara vez habitaban en el Reino Espiritual de su nacimiento. En cambio, toda la población bakeneko existía en Ningen-do, viviendo entre los humanos, y comprendían la Lengua Rokuganesa. Los bakeneko eran muy aficionados a gastar bromas y ésta era su única forma real de interacción con la raza humana.
Los Bakeneko eran los espíritus felinos Hengoyokai, originarios de Chikushudo, el Reino de los Animales y también de Sakkaku, el Reino de la Malicia.