Los dragones nacieron de la materia primigenia que existía antes de que se creara el universo, nacieron en la sustancia como todo lo demás. Cada uno encarnaba un concepto y obtenía su poder de la existencia de ese concepto. Los primeros dragones eran los nacidos de los elementos: Aire, Tierra, Fuego, Agua y Vacío. Eran los más poderosos de toda la raza, y a su estela seguían sus hermanos el Dragón Celestial, nacido de los Cielos, y la Dragona del Trueno, nacida de la tormenta y el fuego en el corazón de los hombres.
Un dragón es una manifestación de las fuerzas primigenias que existen en el mundo físico y en los reinos espirituales. Se asemejan a los kami menores en que representaban el poder más allá de lo mundano. A diferencia de los kami, no representaban un elemento determinado, sino ideas fuertes. Por ejemplo, el Dragón de Fuego representa la inspiración, la intensidad y la fuerza motriz dentro de cada alma. La Dragona del Trueno ni siquiera está relacionada con un elemento, sino con la naturaleza heroica inherente a la humanidad.