En los tiempos de los dioses y la creación, un héroe nació bajo la montaña. Un humilde herrero que deseaba de todo corazón que sus creaciones fueran útiles en los tiempos oscuros que le tocó vivir. Su nombre fue Vikram y gracias a su habilidad manipulando los metales consiguió crear su obra maestra, una alabarda nombrada como Koril-azor, la hoja oscura.
Los seres que moraban en
las profundidades de la montaña cada día presionaban en los túneles
para salir al exterior, poniendo en peligro las vidas de los khirian,
lo que hizo que se doblaran los esfuerzos para mantenerlos a raya. El
rey ordenaba cada novena a reponer las bajas que sufrían en el
frente, resistiendo a estas aberraciones, pero las bajas eran
superiores cada vez y desesperaban a las gentes de Khorzanor. El
culto ennavaraya trató de calmar a la población, pero sus templos
se llenaban de desesperación y tristeza.
Vikram no pudo soportar la
situación y se propuso voluntario para servir en el frente. Viajó
acompañado de su alabarda por los túneles, descendiendo varios
niveles del subsuelo, hasta llegar al campamento principal del
frente. Allí no pasó mucho tiempo, pues los ataques de las
aberraciones eran constantes y pronto tuvo que acudir a la batalla en
el frente.
El olor a sangre y tierra
era lo habitual debido a la cantidad de cadáveres que había en el
campo de batalla, que al menos era una relación de 8 a 1 con
respecto a las aberraciones. Mientras formaba junto a otros soldados,
Koril-azor comenzó a brillar de forma tenue, en tonos rojizos,
alrededor de la hoja de acero negro. Las aberraciones se acercaban de
nuevo, Vikram lo sabía gracias a su alabarda, y alertó a los
compañeros de armas que tenía alrededor. Rápido se juntaron y los
seres comenzaron a aparecer.
Todo se volvió caos en un
momento, gritos de compañeros y quejidos de las criaturas
ensordecían el ambiente. Vikram comenzó a blandir su arma con
decisión, pero con sorpresa al ver semejantes monstruos frente a él.
Parte del miedo que se apoderaba de él en aquella situación se
disipó cuando le profirió un corte letal en el torso a una de las
aberraciones. El quejido que profirió el monstruo al sentir la hoja
de Koril-azor resonó por encima de los demás, y provocó que los
soldados khirian que había alrededor ganaran confianza en la
batalla.
Pasaron los minutos durante la batalla, no se sabe cuántos, pero lo que sí se sabe es que a pesar de las víctimas de aquel conflicto, los enanos khirian habían conseguido hacer retroceder a las aberraciones por primera vez en mucho tiempo. Y no sería la última vez, pues a raíz de esa victoria le siguieron otras muchas más con Vikram como líder.