Al este de Muzur hay una enorme sima de diez millas de largo por tres de ancho de la que emergen gases nocivos y que, según la creencia de los orcos negros, conecta con las profundidades de Vajra. Anualmente decenas de jóvenes guerreros se internan en ella, guiados por las visiones de los videntes que inhalan los tóxicos vapores.