Luchador heroico y desinteresado, el fórmigo conocido por todos como «Ascua» ha sido elegido por sus compañeros de culto como líder por su interés en ayudar y arrimar el hombro siempre que le ha sido posible. De personalidad afable y humilde, este fórmigo pequeño pero lleno de cicatrices parece representar todo lo que es bueno en los dioses y su caridad no parece conocer límites. Dirige a sus hermanos sin dudar y sus acciones a favor de los más pobres le están dando un nombre en los barrios más desfavorecidos de la ciudad. Tanto, que entre algunas mafias y nobles menores empiezan a verle como una amenaza y están más que dispuestos a acabar con él.
