Los gigantescos y brutales cíclopes de las Quebradas del Ojo son enemigos excepcionales en el cuerpo a cuerpo, pudiendo hacer gala de una violencia que resulta legendaria en las llanuras de Sananda. Aunque a distancia son menos peligrosos dada su mala puntería, quizás debido a no poseer una visión de profundidad, sigue siendo serio recibir un golpe de las enormes rocas que pueden llegar a lanzar. Lo normal es midan unos veinte pies de alto, con una musculatura poderosa e intimidante. Es extraño encontrar cíclopes solitarios, en su gran mayoría se han constituido como dirigentes de las distintas tribus de trasgos y osgos que habitan las quebradas; por ello siempre están acompañados de sus esbirros. Más raro aún resulta verlos fuera de sus territorios, donde pueden ser avistados desde lejos y evitarlos; sin embargo hay precedentes de ello, situaciones en las cuales han usado a exploradores equipados con cuernos para avisar a su señor.
Los cíclopes de la Legión de la Rueda Dentada son todavía más peligrosos, pues sus huestes y ellos mismos poseen cierta disciplina, administrada mediante el terror y la violencia… y algún que otro aplastamiento aleccionador. Además sus sacerdotes han aprendido a forjar armas y armaduras de metal, con los que están armando al ejército de Mauriel y Agranthar. Todos ellos adoran a Dekaeler, dada su laboriosidad y las ansias de conquista que albergan contra las demás razas de las llanuras. Como muestra de devoción hacia su dios los señores cíclopes de la Legión blanden enormes manguales con los que destrozar a sus enemigos.