Mi nombre es Andrey Nikolov, aunque ya muy poca gente me llama así….. mis padres me encontraron en las montañas de Rila (Actualmente Bulgaria, antiguamente perteneciente al reino de Tracia) en un antiguo templo griego, perdido en las montañas más altas. Estaban pastoreando con las ovejas, cuando oyeron los llantos de un niño. Se adentraron en el, y me encontraron a los pies de una estatua gigante del dios Helios. Estaba en perfectas condiciones físicas como si me acabasen de dejar; envuelto en telas de seda. Me recogieron al ver que no había nadie más por allí y me criaron junto a sus hijos como uno más.
Yo no supe hasta más mayor, que no era hijo suyo. Destaqué pronto ante los niños de mi edad debido a mi tamaño y a mi fuerte complexión. No tardaron en apodarme “колос” (Kolos), muy apropiado, pues en mis prendas mis padres me contaron que había escrito en griego clásico la palabra “Κολοσσὸς” que significa en ambos, el significado de “Coloso”.
Mi infancia fue bastante normal, eran un grandullote, bastante bonachón, eso si, al que no le gustaba las injusticias. Pocas veces paso, pero cuando había una, me embargaba una ira que no paraba hasta que no quedaba solucionada.
Hasta ahí mi vida fue bastante normal. Pero ya de adolescente vi como un rayo se estrellaba en la torre de la iglesia y la partía por la mitad, cayendo el campanario. No se muy bien lo que paso, pues fueron solo unos segundos, cuando me di cuenta, estaba cubriendo a un anciano que estaba sentado allí y como me caía sobre la espalda el campanario.
No se muy bien lo que pasó, parece ser que aumente algo ya mi gran tamaño, mi piel se oscureció de un color dorado como metalizado y mis músculos se volvieron duros como el acero. La torre se partió en mi espalda por la mitad, salvando al anciano. Ahí empezó mi leyenda, fui nombrado hijo de la ciudad, y debido a la fama tuve que marcharme de incógnito ya que era un sin vivir para alguien que le gusta pasar desapercibido, a EEUU. Donde siguieron mis peripecias, aunque eso si, con una doble identidad. Ante la gente y mis amigos seguía siendo Andrey, el ruso (y mira que no se por qué, pero me cansé de desmentirlo) un transportista bonachón y muy trabajador. Pero en mis tiempos libres pasaba a ser “Coloso” y me dedicaba hacer el bien por el país. Hasta que un día…….