Este autómata es un ser inteligente, capaz de razonar y adaptar sus tácticas. Posee una devoción inquebrantable hacia su creador, que persiste incluso tras la muerte de este. Los horrores acorazados, que parecen armaduras huecas que se mueven por propia voluntad, sirven sin ambición o emoción alguna.
Para crear un horror acorazado son necesarios muchos más recursos mágicos que para tipos inferiores de armaduras animadas, pero a cambio requieren menos instrucciones y mantenimiento mientras realizan las tareas que les son encomendadas. Un horror acorazado seguirá sus órdenes con una lealtad absoluta, y es lo suficientemente inteligente para entender la diferencia entre la intención de una orden y su formulación exacta. Al contrario que muchos autómatas, tratarán de obedecer los deseos de su amo en lugar de seguir literalmente y al pie de la letra las palabras que este ha pronunciado.
Los horrores acorazados luchan con la astucia de un guerrero hábil, atacando primero a los oponentes más débiles y a los lanzadores de conjuros. Sin embargo, carecen de la perspicacia necesaria para modificar su entorno, fortificarlo o realizar cualquier acción que mejore su posición defensiva.