Un draco es una criatura reptiliana creada a partir de escamas de dragón mediante un ritual extraño y espeluznante. Un draco bien entrenado es obediente, territorial y puede obedecer órdenes simples, por lo que es un magnífico guardián.
La secta de Tiamat lleva a cabo rituales para crear a estas criaturas, y lo mismo hacen otros grupos que tienen grandes conocimientos arcanos y un vínculo con los dragones. Para completar el ritual se requiere la ayuda de un dragón cromático, que participa en él para recompensar a sus aliados o adoradores con un sirviente valioso.
El draco recién nacido forja un vínculo con la primera criatura que lo alimenta. La bestia no deja de ser violenta, pero confía en su amo. Alcanza su tamaño máximo al cabo de dos o tres semanas, el tiempo suficiente para entrenarlo, y se le puede enseñar a hacer lo mismo que a un perro guardián.
Un draco se asemeja al tipo de dragón con cuyas escamas fue creado, pero no tiene alas y es pequeño y musculoso.