Aquellas personas que entren en un bosque podrían ser capaces de vislumbrar una figura femenina que viaja entre los árboles. Una cálida risa inunda el ambiente y atrae a quienes la escuchan a las profundidades de la sombra esmeralda.
Algunas criaturas feéricas poderosas vinculan a otros espíritus feéricos menores a los árboles, lo que los transforma en dríades. En ocasiones esto ocurre como un castigo por un amor prohibido entre el espíritu feérico y una criatura mortal.
La dríade puede surgir de su árbol y viajar por las tierras que lo circundan, pero el árbol es su hogar y lo que la enraíza al mundo. Mientras su árbol siga sano y salvo, la dríade se mantiene joven y seductora. Del mismo modo, si el árbol sufre, ella sufre. Si el árbol es destruido, la dríade caerá en las garras de la locura.
Las dríades son las guardianas de sus dominios arbóreos. Observan a los intrusos desde los árboles, tímidas y solitarias. Una dríade que se sienta atraída por la belleza de una criatura extranjera podría atreverse a investigarla desde más cerca, quizá incluso alejarla del grupo para hechizarla.
Las dríades trabajan junto con otras criaturas silvanas para defender sus bosques. Con ellas viven ents o sátiros, además de druidas que comparten la devoción de las dríadas hacia los bosques que consideran su hogar.