También conocido como "El reino renacido", Deltfort es una nación muy joven. Un reino altamente dependiente de sus vecinos, aunque un reino igualmente. Sus tierras fueron conquistadas y reconquistadas a lo largo de los años, y eso ha hecho que su arquitectura sea muy diversa, a diferencia de su población, que suelen ser los mismos humanos que reconquistaron las tierras.
Si hay un lugar en Aenith que sirva de ejemplo del potencial para la grandeza de la humanidad, es esta nación emergente. Deltfort no se queda corta en la busqueda de la bondad y justicia, y no solo los pocos tocados por las deidades aspiran a tan altos ideales. Las fuerzas armadas de Elturel, su capital, rebosan de hombres y mujeres que anhelan alistarse en los Jinetes Infernales, el gremio de caballeros que defienden Deltfort, llamados así porque, según la leyenda, hace mucho los defensores de Elturel literalmente cruzaron a caballo un portal a los Nueve Infiernos para perseguir y destruir a los diablos que acosaban a su pueblo. Con ejemplos tan positivos a los que admirar, ¿es de extrañar que el pueblo llano de Deltfort también suela ser devoto en su búsqueda de la justicia y el culto a los dioses?