Halruaa es una tierra mágica, famosa por sus minas de electro y rubí y su vino Haerlu. La legendaria, tranquila y rica magocracia goza de la fama de estar llena de maravillas, aunque pocos conocen de su existencia como más que una leyenda. Creada por archimagos que previeron la caída de las ciudades flotantes de la Primera Era, Halruaa combinaba paz y armonía con los poderes mágicos de sus antepasados, pero sin la corrupción de sus ambiciones. Casi todos los Halruaanos de origen arcano son magos, con un tercio de la población total con algún tipo de poderes mágicos.
Este reino se encuentra al sur de la sierra montañosa conocida como la Cordillera del Fin del Mundo. Separándola por completo del resto del mundo por sus muros naturales. El clima de Halruaa es fresco y agradable, mantenido gracias a la magia de los primeros archimagos que aterrizaron su ciudad flotante aquí, alejados del mundo.
Milenios después de su fundación, Halruaa es mucho más que su capital. Los habitantes de Halrua se congregan en numerosas aldeas y ciudades dispersas por el interior del apretado país. La mayoría son pequeños asentamientos con no más de unos cientos de habitantes cada uno, mientras que los asentamientos más grandes son más pequeños que las ciudades de la mayoría de las demás naciones, dada su pequeña extensión de terreno entre montañas. Los habitantes de las pequeñas aldeas suelen confiar en un venerado mago para que les proporcione protección y liderazgo, a la vez que probablemente también ejerza de alcalde y miembro del Cónclave, el órgano gobernante del país. El líder del consejo es el Netiarca, o rey mago.
Debido a la importancia que los halruaanos conceden a la magia, aquellos con habilidades arcanas suelen tener mejor estatus social que los que no practican la magia. Los no magos no son perseguidos por la ley ni despreciados, pero los usuarios de la magia tienen más ventajas en la sociedad de Halrua. De aquí que aquellos que han alcanzado altos puestos en la jerarquía social del reino sin acceso al poder arcano, sean grandes maestros de renombre que alcanzarían un prestigio legendario en otros lugares.
La fe en Ioun se considera la religión tradicional de Halruaa. Aunque hay pocos verdaderos devotos a los dioses, los halruaanos muestran amplio respeto a las deidades del bien. Lo cual significa una intolerancia a otras religiones, a los sacerdotes y clérigos de otros dioses no se les permite entrar en Halruaa ni propagar su fe si ya son de allí. Los que violan esta ley son obligados a abandonar el reino, normalmente por medios mágicos.
Los halruaanos son maestros en la fabricación de objetos mágicos. Sin embargo, no tienen exportaciones oficiales fuera de su nación, ya que guardan celosamente sus secretos mágicos. No obstante, sus gentes son libres de migrar, aunque rara vez lo hacen fuera de sus fronteras. A pesar de ser una nación marítima, los medios de transporte extravagantes, como las alfombras voladoras o las naves celestes, son habituales.