Mis primeros recuerdos son gritos y golpes, luces y fuego, personas corriendo, alguien cargándome durante mucho tiempo... Mis padres siempre me dijeron que estos sueños eran simplemente eso, sueños, imágenes que formaba mi cerebro infantil con las historias que leía en los libros y los cuentos que escuchaba.
Con el tiempo incluso yo llegué a creer que era solo mi imaginación, hasta que un día, con unos 14 años, le pregunté a mi madre el porque de nuestras diferencias, ella y mi padre eran halruaanos natales, algo estirados, de una altura media, pelo castaño y negro, con un físico adecuado a una vida que disfrutaba los placeres de la magia.
En cambio yo, bueno, soy claramente mas fuerte que ellos, tengo cuernos y mi piel es roja, hay algunos que me confunden con un tiefling, pero mi cuerpo es fuerte, resistente y más capaz para el trabajo físico.
Ninguno pudo negar, que no era hija de ellos. Me confesaron que un día, mi madre biológica, llegó a Halruaa cargando conmigo, huyendo de algo o alguien. Mis padres adoptivos decidieron ayudarla, nos acogieron y cuidaron, pero unos días mas tarde, mi madre desapareció, detrás de ella dejó solo un rastro de sangre.
Mi ascendencia parece humana y ogra, pero un ogro especial, un pariente mágico y malvado, un Oni. Lo poco que mi madre les contó a mis padres adoptivos es lo que sé, necesito respuestas, necesito saber quien soy y quién mató a mi madre, necesito saber que ocurrió, porqué mi madre o quien fuese me sometió a el ritual de la perdición del cazador siendo solo un infante.
La naturaleza de mi ser, la magia malversa que siento en mi interior, la sensación de hambre por poder, la necesidad de conocer todo lo que soy me vuelve loca, es el momento de salir ahí fuera y buscarme a mi misma, buscar mi historia y coger todo lo que quiera, porque el mundo ya me lo arrebató todo.