Los tumularios, cuyo nombre significa "moradores de los túmulos", son muertos vivientes malvados que en vida fueron mortales movidos por la soberbia y oscuros deseos. Cuando la muerte los alcanza, su espíritu clama a entidades oscuras como el señor demoníaco Orcus u otros dioses del Inframundo, buscando continuar su existencia a cambio de jurar guerra constante contra los vivos. Si estas entidades responden, los convierten en muertos vivientes, preservando su consciencia y deseos malignos.
Los tumularios conservan todos los recuerdos e impulsos de su vida anterior. Aunque escuchan la llamada de la entidad que los transformó, intentan mantener cierto grado de autonomía. Sin embargo, son implacables y no se distraen en la búsqueda de sus objetivos.
Existiendo en un estado entre la vida y la muerte, los tumularios carecen de la luz que una vez los animó. Esta ausencia de vitalidad los impulsa a apagarla en los seres vivos. La brillante esencia vital de las criaturas vivas resplandece ante ellos, y su frío toque puede drenar esa energía a través de cualquier barrera física.
Los tumularios odian la luz solar, lo que los lleva a retirarse a lugares oscuros durante el día, como túmulos, criptas y tumbas. Estas guaridas, rodeadas de desolación y vegetación marchita, son evitadas por animales y aves, creando un aura de muerte palpable.