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A la familia Matsu no le importa nada la diplomacia, ni el arte, ni la delicadeza, ni el comercio. Algunos afirmarían que tampoco les importa la cortesía, y ciertamente Shiro Matsu es famoso por su austera decoración ascética y las actitudes bruscas de sus señores. Los cortesanos de los Doji, los Bayushi o los Fénix consideran un castigo absoluto ser asignados a Shiro Matsu. Desde luego, la casa de la familia Matsu no está diseñada pensando en el bienestar de los huéspedes. Por ejemplo, cada mañana los huéspedes son despertados por un ruido violento y cacofónico, ya que cientos, a veces miles, de jóvenes samuráis entrenan en los patios exteriores.

La estructura en sí es inmensa: el torreón principal mide más de treinta metros de altura y los muros exteriores de piedra se elevan casi doce metros. El castillo y sus alrededores tienen capacidad para albergar a casi 100.000 soldados. En realidad, si los Matsu lo desearan podrían mejorar fácilmente su hogar para cumplir los requisitos de un Kyuden, pero el propio diseño del castillo proclama a todos que ése nunca ha sido el objetivo de la familia.

La ciudad de Shiro Matsu Toshi, el mayor asentamiento de las tierras del León, rodea el castillo. Cuenta con miles de artesanos heimin, granjeros y trabajadores, todos al servicio de las necesidades de los Matsu. Los samurái de las familias Akodo, Ikoma y Kitsu tienen sus propias propiedades aquí, y los sensei de casi todas las escuelas del Clan León también tienen dojo aquí. También hay numerosos santuarios en la ciudad, incluyendo no uno, sino dos santuarios del Bushido, dedicados a Makoto y Rei.