Para un observador externo, las provincias del León comparten tantas similitudes entre sí que puede resultar difícil saber cuándo se ha cruzado de las tierras orientales a las occidentales. Mil años de gestión de la tierra y de instrucción de las tropas significan que aún quedan pocas zonas verdaderamente salvajes. Sin embargo, a los León no les disgusta esta uniformidad; la estructura similar de sus provincias hace que cada una se sienta como en casa. Y cuando hay diferencias entre provincias, éstas son el resultado de tradiciones históricas que se remontan a la fundación del clan, registradas asiduamente en los archivos del Ikoma.
Una cosa que comparten todos los territorios del León es su inmenso tamaño. Esto es una suerte para el Clan de Akodo, ya que tiene la población más numerosa de todos los Grandes Clanes, y los Matsu son la familia más numerosa por un margen significativo. Por lo tanto, el León requiere un suministro masivo de alimentos.
Las provincias centrales pertenecen a los Kitsu, protegidas por los territorios de las familias bushi. La productividad agrícola en estas tierras es astronómica, y el León afirma que la causa es la naturaleza piadosa de los Kitsu. (Por supuesto, probablemente también ayude el hecho de que estas provincias estén en gran medida a salvo de los constantes movimientos de tropas de otras regiones). Las interminables llanuras onduladas se han transformado casi todas en arrozales o campos de trigo sarraceno y cebada. No hay grandes montañas ni bosques, pocas vías fluviales importantes, y el clima es templado con lluvias frecuentes.
Las provincias León occidentales son más llanas y abiertas que las de los dominios centrales, pero muestran algo más de diversidad física; las estribaciones de las Montañas del Espinazo del Mundo y el extraño pico que es la Montaña del Vigía rompen la monotonía de un interminable mar de hierba, mientras que el río de los Tres Lados y sus ramales subsidiarios permiten un rápido transporte de mercancías. La mayor parte de estas tierras aún se utilizan para la agricultura, pero las regiones que lindan estrechamente con las tierras de los Unicornios están reservadas para pastos y pastizales, hogar de la familia vasalla Ikeda de la familia Matsu y de los Guardas Ikoma.
Las tierras orientales de los Akodo son montañosas en comparación con el resto del territorio León, pero llanas si se comparan con el Imperio en su conjunto. Aquí la agricultura se centra en productos complementarios, siendo los arrozales la excepción más que la regla. Además, aquí se encuentra el único bosque importante de las tierras de León, y los Akodo lo supervisan cuidadosamente. La mayor parte de las provincias orientales comparten una peligrosa frontera con la Grulla, por lo que aquí quedan importantes extensiones de territorio sin explotar, reservadas para el movimiento y entrenamiento de tropas.
Las tierras más meridionales del León pertenecen a los Matsu, que han domesticado cada centímetro cuadrado de su territorio. Esta región tiene cierta apariencia de desierto, pero para un ojo agudo brilla la verdad cultivada. La agricultura se practica incluso en las regiones más infértiles, ya que los vientres de los Matsu son abundantes. La frontera de Matsu con las Montañas del Espinazo del Mundo alberga el único activo económico importante del clan: las vetas de cobre más ricas del Imperio. Dado que este metal es bastante versátil y se utiliza ampliamente en todo Rokugán, concede a los Matsu cierto margen de maniobra en el comercio y les facilita la importación de los alimentos que necesitan para complementar su producción doméstica.
Las tierras del León no son conocidas por su variedad de flora o fauna, pero en las llanuras abiertas hay algo más que hierba. Pequeños arbustos, robustos árboles y una vertiginosa variedad de flores brotan por toda la tierra gracias a la regularidad de las lluvias y al clima templado. En las llanuras abundan, al menos moderadamente, animales de rebaño como ciervos, caballos y bueyes, y en esta región también viven leones salvajes, depredadores que en otros lugares serían cazados, pero que aquí son tolerados (y ocasionalmente domesticados) como símbolos físicos del clan. Cerca de los cursos de agua y en los bordes de las Montañas del Espinazo del Mundo, la vida animal y vegetal se vuelve más abundante y variada; pumas salvajes, lobos y osos cazan cabras, ciervos y diversos animales de caza menor.