Provincias de la Familia Yoritomo.
Las tierras de los Yoritomo son algunas de las más inusuales del Imperio, y difieren enormemente incluso de las otras familias Mantis. La cadena de islas volcánicas conocida como las Islas de la Seda y las Especias parece ser una continuación, bajo el océano, de las Montañas del Espinazo del Mundo, la cordillera que divide Rokugán en sus mitades norte y sur. Este archipiélago insular se distingue de Rokugán continental no sólo geográficamente, sino también por su clima sustancialmente diferente. Mientras que el continente es generalmente templado, con estaciones marcadas por veranos calurosos e inviernos fríos y rigurosos, las Islas de la Seda y las Especias son semitropicales. Este carácter cálido se ve reforzado por las emanaciones de calor volcánico de su lecho rocoso. Como resultado, estas islas escarpadas están cubiertas en gran parte de bosques exóticos: selvas tropicales cerca de las costas, que dan paso a una espesa jungla en las regiones interiores, atravesadas por muchos pequeños ríos serpenteantes. La exuberante vegetación está repleta de exóticas plantas en flor y viva con el parloteo de pájaros de colores y extraños animales. Fieles a la naturaleza volcánica de las islas, sus playas suelen estar cubiertas de gruesa arena negra, mientras en la superficie burbujean aguas termales y fumarolas volcánicas. Los terremotos e incluso las erupciones volcánicas, aunque no son habituales, son lo bastante frecuentes como para que los habitantes del archipiélago hayan aprendido a mantenerse alerta incluso ante pequeños temblores, vigilando la posibilidad de que se produzcan corrimientos de tierra, tsunamis dañinos o incluso corrientes de lava. También han incorporado características de diseño en sus edificios para ayudar a minimizar los daños causados por los terremotos y facilitar la reconstrucción cuando el suelo vuelve a la calma.
En los albores del Imperio, la cadena de islas que se conocería como las Islas de la Seda y las Especias estaba deshabitada. Los únicos "colonos" eran koumori, espíritus murciélago originarios de Chikushudo, el Reino de los Animales, que huyeron del continente para evitar la guerra que estalló entre Fu Leng y el Imperio. Casi un siglo después, llegaron al archipiélago los primeros humanos: miembros descontentos del Clan Cangrejo, liderados por Kaimetsu-Uo, uno de los hijos de Hida Osano-Wo. Fue Kaimetsu-Uo quien bautizó las islas con el nombre de Islas de la Seda y de las Especias, en honor a dos mercancías especialmente notables que allí se encontraban, y fundó el Clan de la Mantis.
En los siglos siguientes, los Mantis se convirtieron en marineros consumados, llegando a extenderse por toda la cadena de islas y estableciendo rutas marítimas bien transitadas hacia Rokugán continental. Sin embargo, pronto quedó claro que los Mantis tendrían que enfocar la vida en sus islas de forma diferente a los demás clanes del continente. La tierra cultivable era escasa, por lo que los Mantis recurrieron al mar para obtener la mayor parte de su alimento; afortunadamente, las cálidas aguas que rodeaban las islas resultaron ser abundantes. En tierra, las Mantis aprendieron a complementar su dieta de marisco con frutas, verduras y especias recolectadas en los bosques y selvas. Cuando estas mercancías llegaron a tierra firme, la demanda se disparó y los Mantis se encontraron en la envidiable posición de tener casi el monopolio de productos muy codiciados: especias en particular, pero también maderas exóticas, piedras semipreciosas y preciosas, e incluso materiales más especializados como el coral y las perlas. Dado que muchos de estos productos sólo están disponibles en pequeñas cantidades, han mantenido su valor y siguen alcanzando precios elevados incluso en el Rokugán moderno.
Aunque se han fundado muchos asentamientos a lo largo de las Islas de la Seda y las Especias, el más importante es Toshi no Gotei, sede ancestral de la familia Yoritomo y centro de su poder diplomático y comercial.