En Rokugán, las Familias Imperiales poseen riquezas que hacen tambalearse a los Grandes Clanes, el Gran Clan más pobre está por encima del Clan Menor más rico, y el Clan Menor más pobre puede mirar a los campesinos y saberse superior... excepto el Gorrión.
Las tierras del Clan Gorrión son singularmente desoladas y desafiantes, un único valle lleno de rocas en el norte y pantanos en el sur, con un suelo arenoso y seco que se burla de la noción misma de los arrozales. De algún modo, los Gorrión han conseguido ganarse la vida en esta miseria, soportando las repentinas olas de frío que anuncian el invierno y las olas de calor que anuncian la llegada del verano. Casuchas de barro, tejados de paja y algunos edificios de piedra son todo lo que se puede encontrar aquí, y samuráis y campesinos trabajan codo con codo en el cultivo de simples tubérculos, esforzándose día a día por ganarse la vida.
No lo harían de otro modo.
Situadas entre la Grulla, al noreste, y el Cangrejo, al suroeste, las tierras del Gorrión son un entorno único que pone a prueba el honor y la fuerza de carácter de los samuráis como ningún otro, enseñándoles a soportar las mayores penurias y a apreciar el Ahora, ya que el pasado se borra con las inclemencias del tiempo y puede que el futuro nunca llegue.