Durante la mayor parte de la historia del Imperio, ésta no ha sido más que una de las muchas aldeas Grulla ordinarias de la provincia Anshin. Sin embargo, a principios del siglo XII, un trágico suceso hace que la llamada "Aldea de los Demonios" se convierta en una ruina desierta en un paisaje por lo demás hermoso.
Durante la Guerra de los Clanes, un ejército de trasgos y demonios asalta el pueblo, destrozándolo tan completamente que la propia tierra se remodela. Los aldeanos de los alrededores enferman y mueren, y sus mentes se llenan de la locura de la Mancha de Jigoku. Los niños sufren malformaciones y los heimin, por lo demás sanos y saludables, mueren de enfermedades desconocidas. Los sabios se marchan, creyendo que toda la región está embrujada. Algunos creen que un oni aún reside en la aldea en ruinas, a la espera de un alma insensata pero fuerte a la que reclamar. Otros piensan que tal vez un espíritu gaki hambriento está atrapado aquí, el alma de un Asahina que murió durante la Guerra de los Clanes y que más tarde fue corrompida aún más por otros acontecimientos como la Guerra contra la Sombra.
Sea cual sea la verdad, los Asahina han sido incapaces de purgar la maldición de esta aldea en ruinas, y a finales del siglo XII han renunciado en gran medida a intentarlo. La aldea sigue deteriorándose lentamente, con sus cabañas rotas y dispersas por la guerra, la edad y el tiempo. Sólo los más insensatos se atreven a entrar en las ruinosas murallas del pueblo, y más de un ronin orgulloso ha acabado aquí su historia. El nombre original de la aldea se ha olvidado, quizá borrado deliberadamente de los registros de Asahina.