La ciudad conocida tanto como la Ciudad de las Historias como la Ciudad de las Mentiras es una de las ciudades más influyentes e importantes del Imperio durante más de seiscientos años de historia rokuganí. Es una ciudad de increíble riqueza y ostentación, donde los intereses mercantiles se discuten más abiertamente que en casi ningún otro lugar, y mercaderes de todos los clanes establecen sus hogares. Situada en el Río de Oro, a horcajadas de las principales rutas comerciales entre las tierras del norte y el sur de Rokugan, es el eje central de todo el comercio dentro de la mitad occidental de Rokugan. Bulliciosa y ajetreada por el comercio y la actividad, es un lugar de rumores interminables y famosas leyendas, y cada historia contiene tanto un elemento de verdad como una copiosa ración de mentiras. Aquí se hacen y se pierden fortunas, se inician y se rompen carreras tanto de samuráis como de heimin. Pocos de los que entran en Ryoko Owari dejan la ciudad sin cambios.
La reputación de la ciudad es un estudio de contrastes: se la conoce como un lugar siniestro y peligroso, un pozo negro de vicio y corrupción, pero al mismo tiempo su tamaño y riqueza hacen que se la considere una joya de la corona del Emperador. Es la prueba de la máxima prosperidad del Imperio, un lugar donde cada clan mantiene una embajada y asigna cortesanos dotados y hábiles mecenas mercaderes. Sin embargo, también es un lugar donde el encanto de la riqueza y el azote del opio conspiran para destruir el honor y, de hecho, la propia vida de innumerables samuráis, avergonzando a sus familias.
Y sin embargo... a pesar de su nefasta reputación como centro del comercio de opio del Imperio, a pesar de que todas las autoridades de la ciudad parecen corruptas, sus calles están limpias, sus gentes suelen comportarse bien y sus establecimientos comerciales y de ocio están perfectamente mantenidos. De hecho, el Barrio de las Licencias, famoso en el Imperio y situado en la Isla de la Lágrima, alberga algunas de las mejores casas de geishas de Rokugan.
La ciudad es un enigma, que incluso el Escorpión apenas puede comprender y que ha derrotado todos los intentos externos de reformarla. Prácticamente todas las organizaciones criminales de contrabando de Rokugan tienen sus dedos en Ryoko Owari, y aunque algunos de los mejores y más honorables samuráis de cada clan pueden encontrarse aquí, en el Barrio Noble, también pueden hallarse los peores y menos éticos samuráis imaginables. El contrabando es rampante y hay pocos magistrados que no sean cómplices de alguna manera en actividades ilegales. Los pocos agentes de la ley que consiguen mantener su honor suelen ser reasignados a otros lugares, o aparecen trágicamente muertos. De hecho, para ser una ciudad libre de violencia y disturbios, Ryoko Owari parece tener un número extraordinario de misteriosas muertes accidentales, y es realmente raro que un magistrado permanezca vivo, sirva a la justicia y no caiga en la corrupción que es prácticamente el alma de la ciudad.
La reputación de la ciudad es un estudio de contrastes: se la conoce como un lugar siniestro y peligroso, un pozo negro de vicio y corrupción, pero al mismo tiempo su tamaño y riqueza hacen que se la considere una joya de la corona del Emperador. Es la prueba de la máxima prosperidad del Imperio, un lugar donde cada clan mantiene una embajada y asigna cortesanos dotados y hábiles mecenas mercaderes. Sin embargo, también es un lugar donde el encanto de la riqueza y el azote del opio conspiran para destruir el honor y, de hecho, la propia vida de innumerables samuráis, avergonzando a sus familias.
Y sin embargo... a pesar de su nefasta reputación como centro del comercio de opio del Imperio, a pesar de que todas las autoridades de la ciudad parecen corruptas, sus calles están limpias, sus gentes suelen comportarse bien y sus establecimientos comerciales y de ocio están perfectamente mantenidos. De hecho, el Barrio de las Licencias, famoso en el Imperio y situado en la Isla de la Lágrima, alberga algunas de las mejores casas de geishas de Rokugan.
La ciudad es un enigma, que incluso el Escorpión apenas puede comprender y que ha derrotado todos los intentos externos de reformarla. Prácticamente todas las organizaciones criminales de contrabando de Rokugan tienen sus dedos en Ryoko Owari, y aunque algunos de los mejores y más honorables samuráis de cada clan pueden encontrarse aquí, en el Barrio Noble, también pueden hallarse los peores y menos éticos samuráis imaginables. El contrabando es rampante y hay pocos magistrados que no sean cómplices de alguna manera en actividades ilegales. Los pocos agentes de la ley que consiguen mantener su honor suelen ser reasignados a otros lugares, o aparecen trágicamente muertos. De hecho, para ser una ciudad libre de violencia y disturbios, Ryoko Owari parece tener un número extraordinario de misteriosas muertes accidentales, y es realmente raro que un magistrado permanezca vivo, sirva a la justicia y no caiga en la corrupción que es prácticamente el alma de la ciudad.