Este es el más rico, y por tanto por definición el mejor, de los santuarios dedicados a Daikoku, la Fortuna de la Riqueza. Está decorado con una mezcla de estilos tradicionales y foráneos; los críticos dicen que predominan los estilos foráneos, y esto puede provocar que vengan algo menos peregrinos de fuera de las tierras del Unicornio, pero al clan no parece importarle demasiado. Los monjes de Daikoku Seido son maestros de la artesanía práctica, y por ello tienen una gran variedad de formas de separar a los peregrinos de su koku. Sin embargo, también son expertos asesores financieros, y su perspicacia mercantil es solicitada por mercaderes de todos los rincones del Imperio.