Originalmente conocida como la Ciudad del Yunque de la Montaña, esta ciudad siempre se ha dedicado a las artes de la forja, algo que a los Agasha siempre les ha parecido sumamente interesante. (Los Tamori intensifican su estudio de las técnicas de forja, tanto como forma de conectar más con los kami de la Tierra como para dotar al clan de armas más potentes). El nombre moderno de Ciudad del Martillo de Agua se alcanza a mediados del siglo XII, cuando un monje llamado Haru descubre la llamada "técnica del martillo de agua", un proceso mediante el cual los shugenja utilizan kami de agua en forma de martillo para templar el metal. Los resultados son excepcionales, y las espadas forjadas aquí son famosas por ser tan sólidas como flexibles.
La ciudad destaca por su limpieza y piedad, con varios santuarios que honran especialmente a los kami del agua y al Dragón del Agua. (Algunas leyendas afirman que el yunque principal de la forja de Haru es en realidad una escama desechada del Dragón de Agua, aunque esto nunca se ha confirmado). Al menos una vez por temporada, los shugenja y los monjes de este lugar llevan a cabo un ritual de purificación, lavando toda la ciudad con agua, lo que complace enormemente a los kami y hace que estén deseosos de prestar su fuerza a las técnicas de forja. Incluso los campesinos se ven recompensados por las bendiciones del agua, ya que el río local proporciona muchos peces e irriga los arrozales locales, lo que permite a la ciudad ser autosuficiente en su mayor parte (una rareza en las tierras de los dragones). El hecho de que una ciudad dedicada a la herrería tenga una estrecha relación con el Agua, en lugar del Fuego o la Tierra, es visto por los visitantes como un ejemplo más de la rareza del Clan Dragón.
La ciudad destaca por su limpieza y piedad, con varios santuarios que honran especialmente a los kami del agua y al Dragón del Agua. (Algunas leyendas afirman que el yunque principal de la forja de Haru es en realidad una escama desechada del Dragón de Agua, aunque esto nunca se ha confirmado). Al menos una vez por temporada, los shugenja y los monjes de este lugar llevan a cabo un ritual de purificación, lavando toda la ciudad con agua, lo que complace enormemente a los kami y hace que estén deseosos de prestar su fuerza a las técnicas de forja. Incluso los campesinos se ven recompensados por las bendiciones del agua, ya que el río local proporciona muchos peces e irriga los arrozales locales, lo que permite a la ciudad ser autosuficiente en su mayor parte (una rareza en las tierras de los dragones). El hecho de que una ciudad dedicada a la herrería tenga una estrecha relación con el Agua, en lugar del Fuego o la Tierra, es visto por los visitantes como un ejemplo más de la rareza del Clan Dragón.