Secreto cuidadosamente guardado de la familia Isawa, Yobanjin Mura es un asentamiento único en el Imperio. Aunque la mayoría de los tratos entre los Yobanjin y el Imperio Esmeralda han sido violentos, los Isawa siempre han sentido curiosidad por sus vecinos del norte, y crearon esta aldea con la intención de establecer relaciones comerciales. El plan tuvo éxito, y la aldea se convirtió en el hogar de una mezcla de atrevidos mercaderes rokuganis y amables comerciantes yobanjin. A medida que la aldea crecía, muchos de ellos se casaron entre sí, lo que dio lugar a una población excepcionalmente capaz de tratar con ambos bandos. Aunque el comercio con gaijin ha estado mal visto (y a menudo abiertamente ilegal) durante la mayoría de las épocas, los isawa han encontrado una laguna en la ley rokuganí: El "comercio" se define como el intercambio equitativo de bienes, por lo que se aseguran de pagar a los yobanjin menos de lo que merecen, lo que hace que no sea "comercio" según la interpretación estricta de la ley. Además, dado que los yobanjin fueron tribus que habitaron en el Imperio propiamente dicho, algunos de los isawa los consideran totalmente distintos de los gaijin, más bien primos lejanos que necesitan ser iluminados.
Independientemente de tales racionalizaciones, la aldea ha sido una bendición para todos los implicados. Los yobanjin obtienen artesanía, alimentos y ropa rokuganis, mientras que los isawa adquieren a cambio conocimientos y sustancias exóticas. Dado que la aldea está gestionada en su totalidad por campesinos (para proporcionar a los isawa una negación plausible en caso necesario), ha disfrutado de un gran grado de autonomía, lo que ha hecho que sus habitantes se cuiden de preservar el secreto de su existencia por si acaso se viera sometida a algún tipo de escrutinio no deseado. La mayoría de sus habitantes son bilingües, y no se consideran ni rokuganis ni yobanjin, sino algo único. Sus ropas y arquitectura reflejan esta situación, siendo una mezcla de tradiciones que uno asociaría más fácilmente con el Unicornio que con el Fénix.
Independientemente de tales racionalizaciones, la aldea ha sido una bendición para todos los implicados. Los yobanjin obtienen artesanía, alimentos y ropa rokuganis, mientras que los isawa adquieren a cambio conocimientos y sustancias exóticas. Dado que la aldea está gestionada en su totalidad por campesinos (para proporcionar a los isawa una negación plausible en caso necesario), ha disfrutado de un gran grado de autonomía, lo que ha hecho que sus habitantes se cuiden de preservar el secreto de su existencia por si acaso se viera sometida a algún tipo de escrutinio no deseado. La mayoría de sus habitantes son bilingües, y no se consideran ni rokuganis ni yobanjin, sino algo único. Sus ropas y arquitectura reflejan esta situación, siendo una mezcla de tradiciones que uno asociaría más fácilmente con el Unicornio que con el Fénix.