Las tierras de la Libélula están cubiertas de numerosos pequeños templos y santuarios, nada sorprendente para un Clan Menor centrado en los estudios espirituales y mágicos. El Monasterio de las Aguas Tranquilas, dedicado a las Fortunas, destaca entre ellos por su naturaleza marcial; los monjes de este monasterio siguen la senda de los sohei (monjes guerreros) y, de hecho, constituyen una fuerza militar más poderosa que el modesto número de bushi del Clan Libélula. Los sohei son muy reservados, pero en ocasiones han participado en levantamientos campesinos en las cercanas tierras del León (poniéndose del lado de los campesinos). Mientras que muchos de los demás templos y santuarios de las tierras Tonbo han sido destruidos a lo largo de los años por fuerzas invasoras de uno u otro tipo, el Monasterio de Aguas Tranquilas nunca ha caído, un motivo de orgullo para los monjes que lo consideran su hogar.