Los Ashi no Oni eran onis que solían encontrarse en los desiertos y cañones de las Tierras Sombrías, acechando en cuevas u ocultos bajo las arenas movedizas. Su cuerpo tenía forma de larva y estaba recubierto de una piel dura y correosa. Tenían múltiples tentáculos adornados con pinchos que brotaban por todas partes de sus costados. Los dardos al final de sus brazos contenían un peligroso veneno y podían ser lanzados por la bestia a una distancia aproximada de 15 pies. Sólo los samuráis con armadura completa podían esperar desviar esos dardos. Este tipo de oni era vulnerable a la magia y sus tentáculos podían cortarse fácilmente. Los Ashi no Oni eran muy inteligentes y solían utilizar todos los medios a su alcance para poner a sus presas en desventaja. Eran criaturas solitarias y territoriales. Con el tiempo, la coloración de los oni cambiaba para adaptarse a su hogar, cada uno de ellos adaptado a su entorno único.