Un bruto corpulento que apenas parece lo bastante listo como para atarse las sandalias, Akuyama es mucho más astuto de lo que parece. Es plenamente consciente de su apariencia, y está más que dispuesto a permitir que los demás subestimen su cerebro. Su cuerpo y su rostro llevan las cicatrices de una década y media de guerra, y empuña con facilidad un martillo de guerra picado y manchado en una mano. Aunque no es un Cangrejo, no deja de utilizar las suposiciones de los samuráis del Clan para sus propios fines.