Los kitsune procedían de Chikushudo, el Reino de los Animales y sentían una fuerte atracción por Kitsune Mori, su bosque sagrado. Al igual que los inu y los Bakeneko, los kitsune eran sigilosos y buenos cazadores. En su forma humana, un kitsune no podía ocultar su cola, y era posible vislumbrar la cola de un zorro asomando por debajo de un kimono o una hakama. Parecían de alguna manera más hermosos que los humanos comunes, con un ligero destello de diversión en sus ojos. Su forma natural era la de un zorro de color inusual con nueve colas largas. Los kitsune vivían en unidades familiares muy unidas, con un macho y una hembra dominantes al frente de la manada.
Los kitsune eran espíritus traviesos y bondadosos. Algunos decidieron dejar atrás su naturaleza espiritual e integrarse en la sociedad mortal. Los kitsune comprendían las lecciones y estaban dispuestos a aguantar cualquier cosa si se les explicaba en el contexto del aprendizaje de una habilidad, y les gustaba tanto enseñar lecciones como aprenderlas.